Al contrario de como suele suceder, la luz protagonista no era la propia de un escenario sino la iluminación de una pared del salón con luz ultravioleta (luz negra como se la conoce habitualmente).
Para conseguirlo, iluminamos desde el suelo con barras de LED pegadas a la pared y con proyectores de luz volados -también LED- para la parte alta de dicha pared donde las barras no llegaban.
El porqué de la luz ultravioleta y no una “convencional” se debe a que la dinámica del evento requería resaltar una serie de huellas de manos y firmas con mensajes hechos con pintura fluorescentes y esta luz negra consigue resaltar sobremanera este tipo de fluorescencia.